FATIGA Y ACTIVIDAD FÍSICA
La falta de actividad física que afecta a muchas personas con
EM puede empeorar la fatiga. Las limitaciones físicas acompañan a una pérdida
gradual de la fuerza del músculo y movilidad por lo que pueden conducir a una
rápida disminución en la capacidad de movilizarse como antes, lo que resulta en
frustración.
Más bien al revisar el régimen de ejercicios, algunas personas se dan
por vencidas y discontinúan los ejercicios totalmente. Independientemente de la
capacidad física, es importante seguir ejercitando el cuerpo con el fin de
mantener la mejor resistencia física, fuerza y flexibilidad posible.
La adaptación de una rutina de ejercicios basada en la
fortaleza y necesidades del individuo es el clave de un régimen de ejercicio
exitoso.
Los fisioterapeutas o entrenadores personales puede ser útil
en la obtención de una rutina para trabajar con los pacientes.
Adicionalmente, se
debe considerar la participación en grupos de apoyo locales para las personas con
EM o programas a nivel local en hospitales.
A menudo hay actividades físicas tales
como yoga, pilates, o streching, que son benefisiosas para las personas con EM.
LA FATIGA Y LA ALIMENTACIÓN
Se cree que algunos alimentos son perjudiciales en procesos
inflamatorios, como la EM, el azúcar, edulcorantes artificiales, la cafeína, el alcohol, alimentos procesados y las carnes rojas serían
proinflamatorios por lo tanto la empeoran los síntomas de la
EM.
Otros alimentos como el pescado, las cebollas, ajo y especias
(como el jengibre, cúrcuma y pimienta de cayena), serían beneficiosos debido a la
naturaleza anti-inflamatoria.
La cantidad apropiada de proteína con cada comida es otra
manera de combatir la fatiga relacionada con la EM.
La falta de proteínas
adecuadas o demasiados carbohidratos en la dieta puede llevar a caídas en el
azúcar de sangre del cuerpo niveles y períodos de mayor fatiga.
Asegurarse de incluir proteínas adecuadas con desayuno,
almuerzo y cenas ayuda a prevenir estas fluctuaciones.
Por ejemplo, cereales o
tostadas para el desayuno, compuesto principalmente de los hidratos de carbono,
es poco probable que puedan mantener la energía a largo de más de un par de
horas sin una rápida disminución de azúcar en la sangre y de la energía.
Añadir
proteína a la comida con la incorporación de un huevo o un poco de jaleas o mermeladas sin azúcar
ayudan a amortiguar el subir y bajar en el azúcar en la sangre.
Los mismos esfuerzos deberían aplicarse a almuerzo y cena.
Agregar alimentos simples (tales como el pollo a la ensalada del almuerzo y verduras en
la cena) y no pasta o comidas a base de arroz permiten que los niveles de
azúcar en la sangre estén equilibrados y los niveles de energía estables
durante todo el día.
¡¡SALUDOS HASTA EL PRÓXIMO ENCUENTRO!!